Llenar las cubiertas de los edificios de paneles fotovoltaicos es clave no sólo para cuidar del futuro del planeta ante la emergencia climática, sino también de los bolsillos de la ciudadanía. “Instalar placas solares en las viviendas ahora es un chollo porque el rendimiento económico es mejor que nunca por la normativa, el crecimiento de los costes energéticos y las ayudas, y hay que aprovecharlo porque esta oportunidad no será eterna”. Así de contundente era Iván Capdevila, director de la consultoría energética y ambiental Estudio Ramon Folch (ERF), en la charla ‘Conéctate al sol’, organizada el 16 de noviembre de 2022 por el Àrea Metropolitana de Barcelona y el Ayuntamiento.
AUTOPRODUCCIÓN COMPARTIDA EN COMUNIDADES VECINALES
El encuentro con el experto, abierto a la ciudadanía y celebrado en la Torre del Baró, buscaba dar a conocer las oportunidades y beneficios de la autoproducción solar, tanto en viviendas aisladas como, especialmente, en edificios comunitarios. Estos últimos son mayoría en la ciudad, pero todavía son muy pocos los que han explotado sus cubiertas para reducir el coste de la electricidad que consumen las familias que viven.
Al contrario de las casas aisladas –que hace tiempo que pueden instalar los paneles fácilmente–, hasta hace poco la regulación complicaba las instalaciones solares en las comunidades vecinales. Estas barreras administrativas se han dejado ya atrás. El vecindario de un edificio puede producir energía y consumirla de manera compartida, pero también puede repartirla con otros edificios que no tengan la posibilidad o la orientación adecuada para tener placas solares, creando comunidades energéticas.
UNA INVERSIÓN DE FÁCIL RECUPERACIÓN
Capdevila apuntó que las inversiones necesarias “se recuperan habitualmente entre seis y ocho años, cuando los paneles solares tienen una garantía de funcionamiento de 20 o 25 años con un rendimiento del 90 % que nos darán, el resto del tiempo, energía gratis”. El experto aseguró que “lo más importante es dimensionar bien la necesidad real de energía por beneficiarse al máximo de las subvenciones existentes” y explicó tres vías.
Por un lado, el Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) ofrece ayudas para comprar las placas, que pueden suponer sobre un 25 % del coste de la instalación, a pesar de que advirtió que el cobro “tarda un tiempo”. También indicó como muy positiva la bonificación del 50 % del IBI durante tres años que hace el Ayuntamiento, así como la reducción de un 95 % sobre el impuesto de obras para instalarlas (ICIO), que lo hace “anecdótico”. Además, apuntó que, si los paneles solares se combinan con otras acciones de rehabilitación energética en el hogar que permiten demostrar un 30 % de eficiencia, también hay una reducción en el IRPF en la declaración de la renta que puede llegar hasta el 60 % de la inversión.
EL BENEPLÁCITO DE LA COMUNIDAD NO OBLIGA A NADIE
La charla fue muy didáctica, pero también participativa, para los cerca de 40 asistentes, que pudieron preguntar sus dudas a Capdevila. Entre otras, se apuntó que las instalaciones en cubiertas comunitarias sólo requieren de una mayoría simple de la junta de la comunidad, se hacen con un mínimo de dos vecinos que acuerden el reparto de la energía y no obligan a nadie a participar. Además, las personas locatarias también pueden beneficiarse si convencen al propietario de la revalorización que supone para su vivienda este servicio. Así mismo, se apuntó que las instalaciones pueden ir ampliándose con los años si se quiere incorporar a más vecindario o crece la necesidad de energía, por ejemplo, por la compra de vehículos eléctricos.
En la charla, el teniente de alcalde Jordi Mazón animó a toda la ciudadanía que esté interesada en la instalación de placas solares y tenga dudas a que se acerque a la Oficina Vilawatt, situada en el Mercado de la Constitució. Se trata de un servicio municipal gratuito que, además de este asesoramiento, ofrece también orientación para optimizar las facturas de la luz a partir de un análisis personalizado del contrato y los consumos, sin necesidad de invertir nada.
VILAWATT TESTA A LAS COMUNIDADES ENERGÉTICAS
Mazón también explicó cómo Vilawatt, el motor municipal por la transición energética, está poniendo en marcha dos pruebas piloto de comunidades energéticas para compartir la energía generada en un mercado y una escuela con las familias y los paradistas de los dos edificios, respectivamente. En el futuro, explicó, se quiere ampliar el proyecto a más gente con unas veinte nuevas instalaciones solares que se están creando ya, financiadas con los fondos Next Generation de la Unión Europea a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España. El objetivo sería poder llegar a beneficiar con estas a un máximo de un millar de hogares, que son uno de cada treinta de la ciudad. Esta experiencia serviría de ejemplo también para que las comunidades vecinales creen sus proyectos de autoproducción compartida.