Los bonos de consumo local se despiden con el objetivo cumplido

Más de 3.900 personas y 192 comercios han disfrutado durante sus dos años de vida de los bonos de consumo local Vilawatt, que el pasado 31 de diciembre pusieron punto y final.

Más de 3.900 personas y 192 comercios han disfrutado durante sus dos años de vida de los bonos de consumo local Vilawatt, que el pasado 31 de diciembre pusieron punto final. Esta iniciativa municipal, pensada para potenciar la reactivación económica después de la pandemia a través de la moneda local Vilawatt, se cerró con todos los bonos puestos a la venta agotados: casi 19.500. A cada bono, el Ayuntamiento doblaba los 25 euros puestos por una persona para gastarlos en establecimientos de la ciudad.

El gasto directo fue de 927.627 euros, pero se calcula que se han usado bonos en compras por valor aproximado de 1,3 millones de euros. Por eso, la regidora de Comercio y Turismo, Carme Gimeno, se mostraba “satisfecha de que la experiencia haya impulsado de manera efectiva nuestro tejido comercial después del COVID y haya fomentado la relación de la gente con sus establecimientos de proximidad y de confianza ante otros modelos de compra”.

IMPULSO A LA MONEDA LOCAL

El gasto ha sido variado. Se han aprovechado mucho los bonos para adquirir productos para el hogar, como electrodomésticos, pero también ropa o calzado, así como para realizar las compras habituales de alimentación. También han servido para probar la oferta de bares y restaurantes y, en menor cantidad, para comprar medicamentos, libros o gafas, o en peluquerías, tiendas de telefonía o floristerías e, incluso, para contratar viajes.

A pesar de que la novedad de la iniciativa supuso que el inicio fuera un poco lento a comienzos de 2021, con el paso del tiempo y su uso la ciudadanía fue apostando por los bonos Vilawatt como una oportunidad para abaratar sus compras. De hecho, el número de ventas creció en 2022 un 37 %, superando las 16.000 operaciones y llegando a más establecimientos. Noelia Lindón, de Electrodomèstics Calbet, afirma que “la gente era consciente de que ahorraba y aprovechaba para comprar productos de más calidad a mejor precio”, y esto, según la propietaria de la tienda Chebrolet Encarne Osuna, “ha acostumbrado a la gente a comprar en Viladecans”, cosa que ha favorecido mucho el comercio local.

La experiencia ha impulsado a la moneda Vilawatt, promovida por el Ayuntamiento para favorecer la dinamización económica y la transición energética local, objetivos que permanecerán activos después del adiós de los bonos de consumo.